Por José María Garrido

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Hoy tienes delante de ti un post sobre la potencia que tiene lo que hoy se denomina Networking, o sea, la Gestión de Contactos. Aunque tratado desde un punto de vista muy personal.

Quiero compartir contigo algunos de los momentos más significativos, y que con más cariño atesoro, de mis conversaciones con algunos de mis contactos, y de cómo han supuesto una inspiración clave para la configuración de mi proyecto profesional, que con tanta ilusión he puesto en marcha.

Lo hago, en primer lugar, porque quiero que me conozcas mejor, y porque creo que tu fidelidad para con este blog merece que sepas algo más de la persona que está a este lado.

También lo hago porque, humildemente, creo que estas experiencias pueden serte, de alguna manera, de ayuda.

Pero este post es, sobre todo, un pequeño homenaje a todas esas personas que, a lo largo de este año, me han ayudado, en la mayoría de las ocasiones sin ser totalmente conscientes de ello, a trazar las líneas maestras de lo que hoy es mi pasión, llamada Garrido Fresh Mentoring. Han sido tantos y tantos amigos, algunos antiguos, la mayoría de ellos nuevos, que es imposible hacer referencia a todos, pero quiero que, con esta pequeña muestra, todos ellos reciban mi agradecimiento.

 

Hace un año largo decidí meter (provisionalmente) en un cajón virtual el mucho o poco conocimiento que había adquirido en mis años de directivo de empresa Agroalimentaria, y abrirme a todo un mundo lleno de nuevas ideas y experiencias, asumiendo para mí mismo la idea de que era un analfabeto con un millón de cosas por aprender, y que me había estado lamentablemente perdiendo durante años. Mente y sentidos abiertos, ganas de maravillarme, mucho aprendizaje (seminarios, cursos, conferencias), mucha lectura (en papel y virtual)… pero, sobre todo, muchas conversaciones con personas que tanto me han aportado.

Respetaré, por supuesto, su anonimato, aunque ello no reste ni un ápice de mi admiración y agradecimiento a todos ellos.

 

Proyecto propio

Desde la comunicación pública de la salida de mi empresa hasta que ésta se hizo efectiva transcurrieron dos meses. Ese fue el tiempo que dediqué a dejar las cosas en orden y, lo que fue impagable para mí, a tener la oportunidad de despedirme de tantas y tantas personas con las que había compartido tantos años de trabajo. Entre frases del tipo “¡No me lo puedo creer!”, “¿Quién te ha fichado?” o el más habitual “¿Qué vas a hacer ahora?”, mi respuesta en aquellas semanas era la única verdad de la que entonces disponía: “Todavía no lo sé”.

La decisión de cambiar de rumbo a mi vida profesional la había tomado en crudo, es decir, sin saber exactamente hacia dónde quería ir. Creí terminado mi ciclo profesional en la empresa de mi vida, que tanto me había dado y, siendo coherente conmigo mismo, se lo planteé a mi Director General, a quien agradezco enormemente su comprensión y las facilidades que me dio para tener una salida justa, tranquila y ordenada.

Y así es como empecé unas sesiones de reflexión activa con PB. Tests de autoconocimiento, autoanálisis de mis fortalezas y debilidades, valores, ideales, y primeros planteamientos de enfoque de futuro. A medida que iba profundizando más en mí mismo, fui siendo más consciente de los niveles de autorrealización profesional que había alcanzado en mis 24 años de dedicación a mi empresa y, por esa misma razón, la dificultad de encontrar un empleo que me generara la ilusión necesaria y suficiente para darlo todo de mi mismo.

Y es ahí donde apareció la frase mágica pronunciada por PB: ¿Has pensado en poner tu conocimiento y experiencia al servicio, no de una, sino de muchas empresas?”

Supongo que se me iluminó la cara, porque las sensaciones que corrieron por mi interior fueron intensas, poderosas, electrizantes. “¿Te refieres a un proyecto propio?”

¡Sin posición en un organigrama, sin galones, sin vara de mando! Empezar desde cero, crear algo al 100% bajo mi exclusiva responsabilidad. Uno mismo viéndose en la tesitura de aportar valor puro a clientes, sin la supuesta red de seguridad de un contrato por cuenta ajena.

En esos momentos también me vino a la mente una frase preciosa que me regaló una de mis ex-compañeras en la despedida: “La empresa que te contrate tendrá mucha suerte”. Así que, si eso era cierto, ¿por qué limitarse sólo a una? Mejor será que esa suerte se reparta entre muchas… 🙂

El reto (y la ilusión) estaban servidos.

 

El foco y el valor

Yo mismo lo había contratado en varias ocasiones a lo largo de los últimos años. PF había desarrollado varios proyectos centrados en la mejora ergonómica de los puestos de trabajo de nuestras fábricas, con un enfoque novedoso, y con gran éxito de resultados y de satisfacción por parte de nuestros operarios.

A pesar de su juventud, PF ya llevaba varios años en el difícil mundo de la consultoría, y era para mi un valioso referente para conocer las claves del oficio.

Tuvimos varias charlas, siempre por la tarde, alrededor de unas cañas. “No es fácil acceder a la persona que decide; hay que llamar a mucha puertas antes”, me decía. “Pero tú, con la experiencia que puedes ofrecer, debes tenerlo más fácil. Ese es tu gran valor: haber vivido la evolución empresarial, haberte enfrentado a decisiones difíciles”. “Una recomendación tuya a un empresario: eso es impagable”.

El Foco -el empresario del sector Agroalimentario- y el Valor concreto a aportar -experiencia directiva a lo largo de la evolución empresarial completa-, empezaban a dar sentido a mi proyecto profesional.

 

La diferenciación

JIC ocupa una posición privilegiada, y conoce la realidad y necesidades del sector Agroalimentario con el máximo detalle. Desde el primer momento se prestó amablemente a conversar conmigo, y me aportó una visión macro del sector que me sirvió para centrar muy bien la razón de ser de un proyecto como el mío.

Su radiografía del impacto de la crisis en el sector era cabal y precisa: el desplome del consumo interno, el impulso a la internacionalización, el reconocimiento exterior a la calidad de los productos agroalimentarios españoles, la competitividad de nuestras empresas como consecuencia de una historia de lucha constante por la competitividad… y las dificultades internas (organizativas, culturales, estratégicas) para afrontar el reto del mantenimiento de esos nuevos mercados. Un sector con buena salud comercial… muy necesitado de cambio cultural y de formas de gestión más profesionalizadas.

“No hay muchos como tú en ese trabajo: te diriges específicamente al empresario de la industria alimentaria, y provienes del propio sector con muchos años de experiencia”. “Tu origen y tu trayectoria te hacen diferente ”.

JIC me había dado las claves de lo que se denomina, en el mundo del emprendimiento, el Valor Diferencial.

 

La Visión

Encontrar tu Visión es uno de los ejercicios más difíciles a los que uno se enfrenta cuando inicia un proceso de emprendimiento. La visión (lo he contado en varios posts), el para qué, es el lado espiritual y trascendente del emprendedor. Es la razón por la que emprende, es el sentido por el que inicia el proyecto, es la energía que irradia en cada momento, y lo que quedará de él cuando haya desaparecido. Sin esa energía, no hay proyecto que tenga éxito.

Pero es necesario que ese para qué sea el combustible correcto. Si lo que impulsa tus movimientos es la ambición personal, ascender o ganar más dinero, entonces ese combustible no te llevará muy lejos. Es evidente que lo que uno pretende cuando emprende algo propio es vivir dignamente, pero el combustible correcto es el que te llevará a los sitios a los que merece la pena ir, el que te impulsará a realizar las actividades que merecen la pena ser abordadas. Visiones de actividad profesional donde contribuyes humildemente al bienestar de tu comunidad, dando lo mejor de ti, sin buscar más recompensa que tu propio desarrollo y la mejor expresión de tus facultades.

 

JJ es, posiblemente, la persona con la trayectoria más rica y más reconocida por sus aportaciones a lo largo de muchísimos años al sector Agroalimentario español. Yo lo había conocido hacía mucho tiempo, aunque lamentablemente hacía años que había perdido su contacto. Conseguí llegar hasta él de nuevo y, siendo como es una persona extraordinariamente ocupada, me concedió media hora de su precioso tiempo, para tomar un café en un Starbucks de la Castellana de Madrid.

Fue una conversación rápida, directa, en la que demostró gran agilidad mental y un rechazo a cualquier cosa que suene a paja; ¡JJ maneja una esgrima dialéctica brillante! Centró mi valor y confirmó mis ideas de Actividad y Foco, además de darme opción a lo que meses después fue mi primera intervención como docente, uno de los objetivos de mi proyecto.

Pero fue al final de la conversación, en el momento de la despedida, en el mismo dintel de la puerta de la cafetería, donde me obsequió con una frase mágica: “Personas como tú van a transformar el sector Agroalimentario de este país”. Esas fueron sus últimas palabras.

Creo que ha sido la media hora mejor aprovechada y más estimulante de mi vida.

JJ me había regalado mi Visión.

 

El entorno inspirador

AL era un buen amigo, empresario, con el que mi organización había tenido relaciones comerciales hasta hacía tan sólo unos meses. Una persona de dicción aguda, graciosa, y con ese gracejo tan característico de los andaluces. Un pequeño empresario, que había dado una lección de dignidad, tesón y perseverancia a todo el sector Agroalimentario español (ver De cómo David venció a Goliat).

Siempre es un placer charlar con AL. Tuvimos una conversación animada, ágil, interesante, que se extendió durante toda la tarde y continuó en torno a unos pescaítos fritos a la noche, en un agradable local al lado de una playa malagueña. En ese tiempo, dimos buen repaso a lo divino y a lo humano.

Hasta que le pregunté por su experiencia reciente de haberse marchado durante todo un año con su familia a Cambridge (Reino Unido). “Ha sido una de las experiencias más enriquecedoras que he tenido en mi vida”, dijo. “Imagínate coger tu bicicleta, y decidir cada mañana a qué café o pub (cada uno con más encanto que el anterior) acudir para leer, trabajar o, simplemente, reflexionar”. “Debes ir a Cambridge con tu familia: nunca olvidarás esa experiencia”.

Camdridge timetable
Mi organización diaria, en el corcho de nuestra casa de Cambridge

El 1 de Julio de 2015 (curiosamente, el día registrado más caluroso de la historia de Inglaterra… hasta el momento) mi mujer y yo entrábamos en el que iba a ser nuestro hogar inglés durante 6 meses.

“Move to Cambridge. A wonderful town to think, reflect, be inspired and… enjoy! #LoveCambs”.

Un auténtico lujo, donde Garrido Fresh Mentoring tomó forma definitivamente.

 

Las necesidades del Cliente

Como no podía ser de otra manera, mis clientes están teniendo una influencia decisiva (¡¿hay alguien más decisivo que el Cliente?!) en la orientación de mi proyecto profesional. De las experiencias que voy atesorando desde ahí, selecciono dos, por la importancia que han tenido a la hora de fijar definitivamente los contenidos de mi actividad.

 

FM es un joven de menos de 30 años, llamado a dirigir la empresa que fundó su padre. Con sólidos estudios, una intuición y madurez que sorprenden,  y prácticamente todas las características propias de los jóvenes de su generación, se dispone a asumir, cuando corresponda, el relevo natural de su progenitor. Con una capacidad de liderazgo natural, y la lógica preocupación por semejante responsabilidad, reflexionábamos juntos sobre las características de la empresa, las necesidades a corto y medio plazo, y su visión a largo.

Desde el reconocimiento y la admiración total hacia su padre, y asumiendo el reto que estaba por venir, con una de sus frases resumió con sencillez y claridad su deseo más profundo de profesionalización y modernización de una organización que cuenta ya con más de 200 empleados, como estrategia básica para afrontar el futuro: “Yo no quiero vivir como mi padre”.

 

El caso de RM es ligeramente diferente, aunque en el fondo demuestra el mismo tipo de necesidad. Se trata de un empresario en edad madura. Después de curtirse en mil batallas de actividad comercial en diferentes empresas hortofrutícolas, hace 10 años tomó la decisión de emprender su propio negocio. Superadas muchas dificultades, se encuentra a sí mismo muy aliviado, con unas finanzas definitivamente saneadas y unos clientes que, confiando en él, le proponen nuevas líneas de desarrollo del negocio. Internacionalización… alta valoración de la calidad de los productos agroalimentarios españoles… propuestas de proyectos para seguir creciendo por parte de los clientes. Una situación envidiable para otros sectores de la economía nacional.

Con una frase escueta, clarividente, y de reconocimiento profundo de la realidad, RM pone de manifiesto su sentir más íntimo y, al mismo tiempo, da sentido a lo que pretendo aportar a mis clientes: “Sé a dónde ir… pero no sé cómo hacerlo”.

 

Networking: tu red de contactos

Hoy me encuentro en uno de los momentos más ilusionantes de mi vida. Siento que tengo un proyecto sólido, bien perfilado y claramente focalizado, y que, además, cubre una necesidad real de los clientes a los que me dirijo. Han sido (y seguirán siendo) muchas, muchísimas, las horas de reflexión, aprendizaje y descubrimiento. Por delante, una estrategia, unos objetivos concretos y una revisión constante de las actividades a realizar cada día. El trabajo duro y lo más concienzudo del que soy capaz está servido. Esos son los elementos que dependen de mi.

Pero nada de esto habría sido posible sin mis contactos. Esas personas de carne y hueso, amables, enriquecedoras, insustituibles, que te centran en la realidad y que te aportan un valor impagable, por mucho que tú quieras corresponderles de la misma manera. Ese colectivo que te rodea y acompaña, que te da sin pedir nada a cambio, que te complementa como ser social, y que debe ser mimado como el mayor de tus tesoros.

 

Así que… ¡¡apaga todo, y vete a tomar un café con alguien!!

 

Imagen: Pixabay.com

José María Garrido es profesional agroalimentario, consultor y docente. Después de trabajar 24 años como directivo, en la actualidad ayuda al empresario a aumentar el rendimiento consistente de su organización. Leer más...

  • Muy buen post. Ayudas mucho compartiendo tu experiencia y tu punto de vista. Esa es para mí, la gran clave de todo eso de la digitalización; compartir y hacer de esto un mundo mejor.
    A seguir!! 🙂

    • Sabes que conozco bien tu punto de vista, que demuestras en cada una de las entradas de tu propio blog, que sigo siempre con mucho interés. Eres coherente con lo que dices y lo que haces, y por eso me permití la licencia de enviártelo.
      Muchas gracias por tu comentario y por su contenido. Y… lo mismo digo: mucho ánimo y… ¡¡A SEGUIR!! 😉

      *Soy un tipo con suerte; este blog se empieza a «llenar» con comentarios de unas Ana’s muy cualificadas 🙂

  • ¡Que cabrito y que bien lo has hecho! Pensando que ibas a montar algún encuentro de networking me he puesto a leer el artículo, y me he ido dejando llevar por la historia que compartes con sus personajes misteriosos que yo de alguna manera también los he conocido o forman parte de mi red pero con otras iniciales.
    ¡Enhorabuena por el artículo, y si pudiese elegir con quién echar un café ahora, sería contigo!

    • 🙂
      1º) No veas la ilusión que me hace tu comentario (¡qué caros son los comentarios en los blogs hoy en día, ¿verdad?), y además ESTE comentario en particular… viniendo de ti.
      2º) Tú me descubriste el mundo 2.0, y tuve el enorme placer de compartir nada menos que 32 talleres de formación contigo, recibiendo tu conocimiento, tu expertise y tu cariño… a los cuales me remito cuando cuento «mi storytelling completo». Por eso ocupas un lugar de honor en mi historia, y así figuras en el primer post que escribí en mi vida («De Terremotos y Cambios», Septiembre 2015)
      3º) Lo de organizar un evento de networking…. ¡tiempo al tiempo!
      4º) Y ese café entre tú y yo… ¡está hecho! a la vuelta de Semana Santa «te busco»

      ¡¡Un millón de gracias por tu cariño, Ana-Experta!!

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