Hacía mucho, mucho tiempo, que no había asistido a una jornada tan atractiva, tan motivadora, tan inspiradora….. y de tanta Calidad.
Fue el pasado 12 de Noviembre con motivo de la celebración del Día Mundial de la Calidad , organizado de manera magistral (entorno, ponentes, claridad de mensajes, organización, etc.) por la Asociación Española para la Calidad-AEC.
Para empezar, un repaso mental a la evolución que ha tenido la disciplina de la Calidad en los últimos 25 años, y que yo mismo había ido aprendiendo, digiriendo, aprehendiendo, traduciendo y desplegando a lo largo de mi carrera como profesional de la Calidad; toda una historia de desarrollos conceptuales y los correspondientes retos para su implantación:
- La calidad en la fabricación
- Sistemas de Aseguramiento (ISO 9000)
- Herramientas de resolución de problemas/mejora
- Búsqueda de la Excelencia (EFQM)
- Sistemas de Gestión y Procesos (ISO 9000-2000)
- Territorio extendido de la Calidad: gestión integrada Calidad, Seguridad Alimentaria, Seguridad y Salud, Medioambiente.
- Innovación, en su concepción acortada (producto/procesos) o alargada (nuevos paradigmas de gestión)
- Énfasis en el Cliente, en competencia con otras áreas como Comercial/Marketing
- La irrupción de otros grupos de interés: Responsabilidad Social Empresarial
También, el reconocimiento público y explícito de una situación de desconcierto y frustración que se vive entre los profesionales de la Calidad, que yo también había experimentado en los últimos tiempos, y que he podido comprobar recientemente en las reacciones y comentarios a tres de mis artículos recientes en este mismo blog (uno, dos, tres) sobre el papel del Director de Calidad en la Empresa Agroalimentaria. Desorientación, falta de ideas, degradación de la posición orgánica, en la mayoría de los casos debido a las carencias de los propios profesionales para hacer llegar a la alta dirección el valor real que la Calidad ofrece al negocio. Y todo ello, enmarcado una vez más en una situación en la que la empresa y la economía se enfrentan a un cambio de paradigma, a un cambio de época: internacionalización y globalización, cambio social, tecnología, industria 4.0 (conexión/digitalización/robotización), nuevos modelos de negocio, nuevas tipologías de profesionales y modelos organizativos… que generan retos, incertidumbre y riesgos para la competitividad y sostenibilidad de las empresas.
En base a su visión transversal y a su independencia orgánica, la función Calidad ha aportado a las organizaciones puntos de vista mucho más amplios y globales que otras áreas funcionales, lo que le ha permitido detectar retos y necesidades con la anticipación suficiente como para acometer la reflexión y la acción. Como el propio Miguel Udaondo (Presidente de la AEC) propone en el «Cuaderno de Calidad nº1-2015» (un magnífico ensayo-corto sobre la disciplina, de lectura más que recomendable), una puesta de manifiesto de los valores que la disciplina de la Calidad atesora daría algo como lo siguiente:
- Es capaz de crear o transformar la cultura. Gestiona e impulsa el cambio.
- Despliega la estrategia de forma transversal, a lo largo de toda la organización.
- Crea la visión de cliente interno, facilitador de todas las áreas.
- Forma y da soporte a los propietarios de los procesos.
- Coordina los sistemas de gestión, lo que le aporta visión global.
- Domina las herramientas de innovación y mejora.
- Gestiona la voz y experiencia del cliente.
- Asegura la trazabilidad del sistema.
- Es capaz de implicarse en los resultados del negocio para producir competitividad y sostenibilidad.
Una presentación llena de intensidad y emoción por parte de Marta Villanueva, Directora General de la AEC, de los primeros esbozos de la definición de la nueva figura del Q-Líder en el marco de la Calidad que viene: INspiradora (liderazgo), INtegradora (transversal), INnovadora (transformación), INteligente (estratégica), INbusiness (ejecutiva), INteracción (colaboradora).
Todo ello seguido de intervenciones de profesionales de primera línea nacional e internacional, dando su propia visión, desde muy diferentes ángulos y puntos de vista, de la situación a la que se enfrentan las empresas y organizaciones, y de la importancia de la disciplina de la Calidad como elemento esencial para impulsar y facilitar el cambio necesario.
Después de muchos años de reflexión con aplicación inmediata a la realidad, recibí un intenso y motivador impacto
Decidí sumarme con la máxima energía a la Comunidad AEC Calidad; me apetece mucho aportar lo que esté en mi mano en su orientación hacia la creación, captación, estructuración y divulgación de conocimiento (teórico y práctico) que ofrezca a los profesionales y a las empresas soluciones con una visión de la Calidad alineada con los retos que suponen este cambio de paradigma. Mi principal objetivo estará vinculado a la aplicación de estos y otros conceptos a las PYMES, y más en concreto, a las PYMES Agroalimentarias, que tan importantes son para la estructura de valor de la sociedad española, y tan necesitadas están de herramientas de mejora de su viabilidad y competitividad.
Soy socio de la AEC desde 1991. Esta organización ha jugado un papel esencial en mi vida profesional desde el punto de vista de mi formación, orientación y crecimiento, y compruebo con agrado que renueva sus principios como polo de clarificación, desarrollo y difusión de la disciplina de la Calidad en España.
Mi más sincera enhorabuena a Miguel Udaondo, Marta Villanueva, y a todo el equipo de la Asociación Española para la Calaidad-AEC por la organización de un evento que lo tuvo todo: ambiente, interés, contenidos, invitación a la reflexión, acción… y una capacidad de convocatoria envidiable.